lunes, 22 de junio de 2009

Taxi Lisboa

Cosas de la vida, supongo que algún día teníamos que volver...



¡Descontando días!

domingo, 7 de junio de 2009

Todo el mundo sabe que nunca pago los peajes

Yo que no sé de frases bonitas, ni de pasteleo, ni de ponerte las ganas en los labios, ni de embelesarte… te encontré, simplemente intentando terminar la canción que escribías, desacompasada y horrorosa. Eso pensaba, pero sólo era por la rabia de no poder ser yo quién la tocara para ti.


Torpes de mis formas, tampoco intentaba ponerte las ganas en las manos, ni en los labios… simplemente me bastaba robarle una sonrisa a la comisura de tu boca. Por eso, te miro, te miro mucho, para ver cuándo es que se te escapa.


Ni tampoco pretendía robarte para mí con sólo un viaje, ni traerte a la ciudad sin playas en las yemas de los dedos y a la primera de cambio… porque sé que te pierdes, y no sólo en cuestiones de tacto.


Entonces, me saqué un bono de viajes ilimitados a tu espalda, con una sola dirección de ida y nunca la misma dirección de (re)vuelta… sin rumbo, ni sentido alguno. Y descubrí el caótico tráfico de viajar en círculos, de hacer rodar los besos sobre mis propios pasos. Es lo bueno de las autopistas a tu cuerpo… que siempre aparecen curvas nuevas.

sábado, 6 de junio de 2009

Perdón por el desorden. Perdón por el barullo.

Lo que nos lima el tiempo. Es una cosa impresionante, de verdad. Todo esto viene al cuento de lo siguiente, no penséis que se me ha ido la pinza, no. Bien, anteayer noche mi padre no vino a cenar, ni a hacer la precampaña en casa. Lo cual implica que anteayer a la cena, no se habló de política en casa. Bien, como alternativa, mamá que nunca ha sido políticamente correcta, se puso a hablar mis perrerías de niña. Todavía me estoy acordando ahora de la cara de joderjoderjoder de mi hermano, no le veía las manos, pero estoy casi convencida de que papel y lápiz en mano, estaba apuntando, porque ambos cojeamos de la misma pata.
A medida que pasaba el tiempo, se me iban saltando los colores. Sé que cuesta imaginarlo, me cuesta a mí misma, yo de niña, sabionda y descarada. Sin vergüenza alguna y sin tapujos al hablar. Veáse: insoportable. Así era, y me preocupaba muy mucho de que todo el mundo se enterara y le quedara claro.
Putada tras putada, y escarmiento tras escarmiento fui creciendo... en centímetros también.
Siempre he pensado que tengo mucho que agradecer, pero me pasa, que se me quedaba así sobre el papel, nunca he sabido concretar. Lejos de agradecer, siempre he tendido más a "echar en cara" (que nunca lo he hecho, pero sí que lo he pensado) o a rechazar, ciertos ideales, prejuicios o formas de vida que se me han inculcado, a rechazar la mujer de provecho que han querido hacer de mí.
Sin embargo, hoy me veo en la postura de, incluso, agradecer ésto, pues el hecho de oponerse a algo, es que me han dejado espacio para elegir, para rechazar, para valerme y para expresarles, que hay cosas que no, y hay cosas que sí. Estoy orgullosa, en parte, de ese saber aceptar, comprender y respetar que han tenido conmigo y con mis formas. De la educación, de los valores y del esfuerzo. De no perder la paciencia y de capear mi lengua de trapo.
Lo que soy y lo que han querido hacer de mí, la misma cosa pero separada a fin de cuentas. Y me pienso esto hoy, hoy que no han venido a dormir, hoy que tengo todo el espacio del mundo para hacer y deshacer a mis anchas... qué alguien me de pistas, de cómo hacer para que se enteren de que esta noche, en este preciso instante pienso en ésto, pienso en ellos y se me están saltando las lágrimas.