lunes, 2 de agosto de 2010

Rabad al-bayyazin

Mi madre sigue poniendo morritos cuando le pongo a Silvio camino de la playa; al final, siempre termina cantando y claro, ayer con esto se me escapaba la mediarisa, la risa, la sonrisa y la carcajada.




Blasfemia, del griego "blaptein"= injurirar y "pheme"= reputación, de ti y de tus canciones o del modo en que las sazonas. O quizás no sean tuyas tus canciones ni las mías, pero me la has colado hasta atrás y lo creo. También me gano más de una cara rara (que ahora sí que me la viene sudando bastante) cuando canto eso de reinar en el Harén, lo de bordar banderas y demás historias con el acentazo argentino del que te descojonas porque dices que no me sale. Va a ser cuestión de cuerdas vocales que es lo que tiene Argentina. Como el cuento ese de que Granada es tuya... supongo que no tiene cabida la incredulidad en tus sueños, pasiones o ilusiones, ya que después de todo me gusta cómo las punteas (las ilusiones y las canciones) cuando me despisto y miro hacia otro lado; o te miro a ti en el reflejo y no te enteras, y te pido que me las cantes y dices que te da vergüenza. Eso ya no me lo creo. Pero como de muchas otras cosas en los días, toca hacer acto de fe o aprender de ti... o de la lágrima que te debía... o de tantas otras cosas en la vida. Tantas. Disfrutemos de eso. Y punto.


domingo, 1 de agosto de 2010

Un jardín de bagatelas

"Cinema Paradiso y un mar en calma, esperando a que vuelvas con los bolsillos llenos de bagatelas..."