lunes, 25 de octubre de 2010

<< Cuánto me gustaría ser la fuente de mi barrio, pa' cuando pases y bebas sentir muy cerca tus labios >>

Y mientras yo jugué a tatuarme canciones de chungoautores a la altura del ombligo, tú los entrevistabas vis à vis. De "visium".

viernes, 22 de octubre de 2010

Lo abismal de la muerte no significa forzosamente la indigencia de la vida.

"Cachai" nace en Santiago de Chile, en uno de sus barrios pobres, cerrando deseos en cajas de madera claveteadas por los cuatro costados. Dramático ejemplo de cómo se relacionan necesidades y creación. Sobrevivir creando. Una experiencia dura y un placer vital. El triunfo de ese compromiso con el "estar en el mundo" por parte del actor Adán Rodríguez y mío es sin duda "ese contar el mundo" llamado "Cachai".

Pepe de Jiménez

Puede parecernos lejano 1973, ya incluso semi-historia, algo formando parte del pasado pese a que alguna vez los medios de televisión, nos recuerdan qué ocurrió entonces o nos aviva la memoria, en algunos casos... eso cuando no nos enseñan las carantoñas de Rubalcaba a la Pajín (hoy en portada: http://www.elpais.com/)  y viceversa; es decir, las Pajinadas: "nuestras Pajinadas" porque son de todos los españoles como Mercedes Milá.

Decía, Cachai está ambientada en el Golpe de estado que derrocó a Allende, allá en el 73, allá cuando Pinochet...
Con toda la controversia del tema y lo fácil que hubiera sido para el guionista meterse demasiado en temática puramente política, consigue despegarse la harina de las manos y hacer un viaje a la sociedad de entonces. A la realidad más miserable. A la muerte. A la indigencia. Al resurgir de las cenizas. A otra manera de entender, de cachai, la vida cuando no queda absolutamente nada. A buscar posibilidades donde realmente no hay, y encontrarlas.

Cachai no te deja indiferente. Cachai no es una crítica política, no es oportunista. Ni tampoco es completamente explícita, tiene miga. Todo está implícito pero nada pasa desapercibido. Cachai emociona, alienta y anima.


martes, 19 de octubre de 2010

Señoria, me han roto el vestío*



*Vestío dícese de aquello que, por dentro o por fuera, cubre el cuerpo.

martes, 12 de octubre de 2010

23 Tasa Horaria Cenital

Cuando vuelvas a casa y te pidan las cuentas de la noche, explica llanamente y sin decoros, que lo que has hecho hoy no es de este planeta. Ni los astrofísicos podrían datar las partículas que quedan en la piel, cuando las órbitas se juntan y Júpier lanza mi trayectoria violentamente contra tí. Cuenta que has estado de fiesta con tres amigas, Alnitak, Alnitam y Mintaka.

Este fin de semana será la noche adelantada de la lluvia de meteoritos de Oriónidas. Mira al Este-Sureste desde el hemisferio norte. Al este-noreste desde el Sur. Deja Granada y mírame a mi, que estrenaremos el Cinturón de Orión, seduciendo a meteoritos que se desintegran sólo de verte, mirando al cielo, los ojos. Me pregunto polvo de qué estrella serán los tuyos.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Enate Uno Chardonnay 2003

Un cadáver exquisito es una técnica de creacción literaria de principios del siglo XX. Era como el trivial o el parchís de los Surrealistas, en sus dos modalidades: dibujar o redactar. El juego es bien simple, cada uno de los participantes escribirá sucesivamente una frase habiendo tapado con un papel la frase precedente, escrita por el anterior, y dejando destapada únicamente la última palabra y signo final de puntación de dicha frase, en caso de que lo hubiera.

Nicolás Calas interpretó estos escritos como "la realidad inconsciente de la personalidad colectiva". En su versión collage, este tipo de representaciones sirvieron, en mayor o menor medida, como fuente de inspiración a Miró. Ahí es nada.

Está muy bien para los surrealistas el juego, nosotros deberíamos dejar: o el boli o el Rueda. "Enten-Eller", "o lo uno o lo otro" que diría Kierkegaard.

Y habiendo posado la copa en la mesa, zafándose de la noche que se sobreviene, con una tormenta de luz que ciega a los hombres que tienen miedo. El mismo que me despierta cuando no se si sólo pensarte o si soñarme sola en una pesadilla. Entonces pienso: ¿Oscuridad o Gloria?. ¿Noches o días?. Y busco la respuesta en mi o en el ingenium de Spinoza... Y te escupo la respuesta, como siempre haces tu con las cosas importante: días. Que vienen y se van como las oscuras arenas del desierto, como los árabes y sus tiendas para pagar o vender al contado. O al descontado con descaro; y alzar la copa, brindar la voz y enaltecer la vida: "¡qué manera más sútil de sonreir!", "¡cómo paseas tu orgullo de gata valiente!". Me enervas y me distraigo.

Pero, ¿y qué es valentía si no la concatenación de sentimientos bravos?
¿Bravos, crees? En cualquier caso, el barco de Teseo llega a puerto.

A ese concreto me gustaría amarrar el tiempo o naufragar en la orilla, empujar la copa y golpear con firmeza la mesa y la vida. Entonces, desparramado el vino, socabar mi horizonte con tu presencia mientras corro hacia donde ellos no puedan alcanzarme.
¡Cuán grande se me hace la distancia y qué complicado arañar segundos al tiempo!, tanto como desterrar de sueños un crepúsculo o vestir las estatuas griegas. Una verdad como bajar "Ruedando" la calle del Águila y sueño, y bebo, y brindo, y te bebo a ti.
Y luego lloro, porque cada una de las palabras es maravillosa.

domingo, 3 de octubre de 2010

Le cadavre exquis boira du nouveau vin

Desafiar al surrealismo no es algo de hacer todos los días y lo hicimos anoche en un éxtasis creativo, al aliento de una farola que exhalaba su trémulo haz de luz sobre cada una de las ideas que estallan intentando zafarse de la lógica y la sinapsis que las encierran en la cabeza, cúpula enmarmolada de imágenes huecas.

Y beberme aquí hoy esta noche contigo, frente a la catedral iluminada de luz blanca, llamarada de cenizas pálidas, secas y apagadas, estática y fría como corazón enquistado sentado sobre el mármol a la espera de ser partícipe de una vida anodina. Y percibirla hoy de otra manera, la catedral y la vida, como vestida de fiesta para nosotros. Distinta. Más guapa.

Caminar y sentir que todo merece tanto la pena y que nada es realmente tan importante como para esconderse de uno mismo o buscar más de lo necesario para vivir, sin escapar de la realidad engendrada, o lo que algunos llaman destino. Tomar de nuevo la copa con alevosía y descaro, a sabiendas de que la luna no está del todo de acuerdo con esta serenidad nuestra y con el modo en que hemos decidido emborrachar la noche suya. Hacerse poeta por encargo, dejar de lado los fantasmas de la racionalidad, darse cuenta de que el poema tiene sentido, de que los engranajes engranan, de que las piezas encajan y de que la vida, a veces, funciona.

Y pedirse una copa más para salir corriendo detrás del dorado o caminando rápido porque no todos los tesoros naufragaron con barcos fantasmas de piratas bobos. Destapar el nuestro. Sacarse brillo. Ser y utilizarse como moneda de cambio, sin vender el alma al diablo, sin sentir miedo de uno, sin temer el propio ruido y llorar sólo en las noches con truenos de tormentas de verano.