Después de todo, sigue pareciéndome cuanto menos llamativo, que sigas ahí para sacarme las castañas del fuego cuando no se arreglármelas sola.
Y no te digo todo lo que sigue significando eso para mi, sigo siendo la misma dura de antes, ni aunque te cabrees conmigo y bajes la ventanilla para increparme porque nunca te doy las ¡GRACIAS!
Porque luego dices que nunca escucho tus recomendaciones y aunque tienes razón, a veces (y todo) suenan bien...
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