sábado, 2 de mayo de 2009

Al final de los finales, como en los cuentos de hadas y princesas, todo es más sencillo de lo que parece: quita de tu vida aquello que te duela. Pero, apáratalo antes de que te abrase y olvides para siempre cómo se siente el dolor cuando te hacen daño.
Arráncalo y luego haz con las manos un puñadito bien apretao y lánzalo lejos, todo lo que puedas. Como cuando las tardes a última hora, antes de que nos llamaran para la merienda-cena, nos veíamos en la orilla, donde solamente caben las verdades, y hacíamos ranas con las piedras redondas y lisas. Siempre buscaba las más meteorizadas, las más erosionadas, las más gastadas. Las que más se han golpeado las aristas y la vida, por eso se quedan así: redonditas, perfectas, gastadas... y, al final, bien parecidas.
Pues eso, lo que te decía, l á n z a l a s . L e j o s .



1 comentario:

  1. Yo esta tarde me voy a lanzarle piedras al mar, a ver qué me devuelve...
    Si te ape, ya sabes dónde encontrarme... déjate llevar por el viento, que sabrá dónde posarte...

    Besín!

    ResponderEliminar