domingo, 2 de agosto de 2009

Ahora que no me oyen

Que lo que te digo yo, que los días nublaos me sientan fatal "palacabeza". Que después de tanto sol, al final me tuvo que dar algo malo al coco para que me siente aquí a escribiros.
Muy simple, venía yo en el coche, mi señor padre al volante, Jesu adormiladillo y enfurruñao conmigo (esto tras haberme portado todo el fin de semana como "lahermanabuenaquesoy"). Pues en esa texitura yo me rucurucu-rucurucu...
Quizás la cuestión sea no complicarse la vida más de lo estrictamente necesario. Porque antes de la de hoy, he sido una buscadora empedernida. ¿De qué? Pues no sé. Sigo sin saber de qué, pero supongo que todas en alguna etapa de nuestra vida, buscamos y buscamos y buscamos… y cuando creemos haber encontrado, seguimos buscando: será el inconformismo. El inconformismo y el no saber qué se quiere o cómo.

Hoy no. Hoy soy de lo más simple. Una servívora de lo más racional, que se conforma con beber, hablar y respirar. He perdido un poco la capacidad rebuscar entre letras, entre canciones, entre besos… leo y me gusta, escucho y tarareo (como puedo), me gustas y te beso… todo es maravilloso, pero nada me sugiere nada nuevo. La vida me va así, porque en cada palpito en la sien (siempre he creído que es ahí donde se nota si estamos vivos, más que en el pecho) la empujo a que vaya así… y me encanta… y me conformo. Quizás por eso ya no busque. Quizás ya no hay nada que encontrar.


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