lunes, 12 de octubre de 2009


Me gustan las estanterías desordenadas, llenas, con muchos colores...
Es algo en lo que me fijo, (en realidad, todos solemos fijarnos) cuando entro por primera vez en un cuarto, casa, habitáculo nuevo, desconocido para mi. Decía que me gustan llenas, desordenadas, caóticas, con muchos colores, me encantan porque es como si emanaran muchísima vida por los poros, como si estuvieran a punto de disparar confeti en todas las direcciones a través de las vetas de la madera, formando ángulos imposibles con el eje del estatismo dinámico de la mirada que se clava en ellas en ese preciso momento, justo en ese instante, en la cara de la gente de las fotos, de los títulos de libros, de los possits con recados atrasados...




Nota aclaratoria uno:
Quizás pienses que esta entrada es una auténtica pijada, probablemente lo sea, sí. Pero todo tiene un sentido. Hace unos meses dos personas, dos personas que no tiene absolutamente nada que ver, ni de oídas se conocen siquiera, me dijeron algo que se me quedó grabado. Me lo dijeron en contextos completamente diferentes. Para ponernos en situación, una de esas personas me lo dijo en un contexto puramente emocional; mientras que la otra persona, en un contexto puramente académico. Y claro está que la esencia es completamente diferente. La persona A me venía a decir que últimamente me agarraba a experiencias pasadas para escribir, en concreto, a situaciones puntuales de mi infancia, a recuerdos... y achacaba este "síntoma" a que veía que era ahí cuando realmente estaba segura de mis pasos, de mis sensaciones... donde sentía que no tenía nada que esconder ni ninguna explicación que dar. En el caso de la persona B, fue todo mucho más sencillo, pero lo paradójico y lo que me sorprendió es que fue en cuestión de días. B fue claro y contundente, lo que me dio fue un simple consejo, en un ensayo de lo que iba a ser una especie de examen oral. B dijo: "Capi, haz el favor de hablar en presente, quítate la manía de volver hacia atrás".

Si has tenido paciencia y has llegado a leer hasta aquí, entenderás la pijada de mi actualización... y por qué en realidad no es tan pijada como parece el haber escrito una sensación tan puntual.

Nota aclaratoria dos:
Prometo no volver actualizar con entradas que lleven libro de instrucciones. PALABRA

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