miércoles, 10 de noviembre de 2010

Todas las floristerías tienen nombres de travelos.

Ayer hablé con un amigo de la porrona. Me dijo que no me preocupara, que era él quién que repartía las flores y los pedidos en la Plaza larga. Me lo imagino con una rosa como espada. Y en plena reconquista corriendo detrás tuyo, empuñando un ramo y que  poniendo la voz en alto (muy muy en alto, porque desde ahí cielo se ve más arriba): grita: "¡Que nin el vientu'l toque cuando pase!".

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