La he añorado, sobre todo la emocional. Y la he detestado. También he roto con ella. Un día rompí con ella, rompí conmigo. Rompí con lo que era, o más bien con lo que quería o querían que fuera. Hoy no sé exactamente qué soy, sé quién soy y sé lo que quiero y cómo lo quiero.
Es duro.
Es duro cambiar.
Es duro romper con la dependencia y depender. Es duro volver a empezar. Echar de menos, echar de más. La dependencia ata, la dependencia nos ancla el corazón a un puerto. Y en los puertos el mar no está bravo, La marea sube, baja. Las mareas son monótonas, pero a la vez nos desgastan .
Es, entonces, el corazón el que nos azota bruscamente.
El mar, el viento, el corazón…
que más da, llámalo cómo quieras
pero siempre hay que luchar contra alguno de ellos, Capitana.
¿Tranquilidad aparente, entonces?
Y no quiero entender de ritmos, ni de tiempos, ni de zapatos, ni de pasos, ni de caminos, ni de callejones sin salida... nada de eso es necesario para entender que, basta una misma y un mar por delante para nadar, y nadar, y nadar, y nadar, y nadar ...
¿Que eres un balancín que no está hecho para quedarse quieto?
ResponderEliminarCreo que sólo quedabas tú por enterarte...
=D
Tequi...la!
Capi-balancín???? jajaajjja... mola!!!
ResponderEliminarCONSTANCIA es seguir escribiendo, sin que pasen semanas entre entrada y entrada... lalala (silbido mirando al techo)
ResponderEliminarBesos de Viento...