martes, 3 de febrero de 2009

Mi padre escuchaba a Perales. Recuerdo, como si se tratase de ayer mismo, las tardes de domingo cuando volvíamos a casa desde pueblo. De aquella no había autopista. El viaje se hacía eterno, por lo menos, por lo menos de una hora. Había que subir la Campa, ahora hay autopista y se atraviesa. Recuerdo que siempre me sentaba en el asiento de la izquierda, porque a la vuelta, desde la derecha se veía el precipicio y me daba miedo. Escuchábamos la radio, la radio o a Perales, cuando no pillábamos la emisora. Porque para llegar al pueblo había que dar muchas curvas. Ahora se va todo recto.

Recuerdo, a mi padre cantando. Con la voz de hombre interesante que pone, cuando canta. Recuerdo sus letras. Sobre todo aquella del Velero llamado libertad. Hablaba de despedidas. Hablaba de marcharse con lo puesto. De recorrer el mundo con lo puesto. De navegar. De mirar al cielo. De buscar formas diferentes de vivir. Hablaba de libertades. 

Han pasado años, y aunque ya he dicho, que lo recuerdo como si fuera ayer, me encantaría que ayer hubiera sido el día en que, ese mismo que cantaba a las libertades, que se iba con lo puesto, se quitara la corbata y le diera al "rewind" y al "play".

¿Cómo saber en qué momento dejamos de ser lo que fuimos?

2 comentarios:

  1. El problema no es saber "cómo", sino "cuándo"...

    Mi padre también escuchaba en el coche a Perales... y a Alberto Cortez... y a Víctor Manuel... y debió perderse en uno de esos viajes porque nunca más volvió a ser quien era... o simplemente, fui yo quien se bajó del coche para empezar a ser quien soy... aún no lo sé...

    Nainanaaa

    Mua!

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  2. Yo creo que cuando te adaptas a lo nuevo de una misma y de los que te rodean, es entonces cuando entiendes lo que eras, intuyes lo que eres ahora, y te das cuenta de que eres la misma, pero diferente.

    Clarísimo, ¿no? :P

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